Me da risa………. en verdad me da risa… mi manera contrastada y absurda de presentar el placer y el deseo, porque en verdad me gusta la música de Morrissey, me encanta!!! y él es el claro ejemplo de que hay placeres que no llenan de felicidad a una persona. Morrisey (Steven Patrick Morrissey), (nacido el 22 de mayo de 1959, Davyhulme, Manchester, Inglaterra), es un cantante y compositor británico que saltó a la fama en los años 80 como líder de la banda inglesa The Smiths. Cuando la banda se separóissey en 1987, Morrissey comenzó una prolífica carrera como solista. Entre sus principales influencias pueden encontrarse artistas como Oscar Wilde y Goethe. También es fanático de la música pop y del cine.
Morrissey pertenece a 10 de los asexuales célebres, que no brillaron precisamente por su lubricidad.
Como ocurrió en su día con los gays, las organizaciones asexuales luchan por “sacar del armario” a personajes populares (vivos o muertos) que carezcan de libido para que sirvan como punto de referencia a las personas que sufren en silencio su austera opción sexual. Sin embargo, pocos son los vivos que se han atrevido a reconocer su falta de deseos.
Morrissey: no sólo declaró a los cuatro vientos su asexualidad, sino que le dedicó varias canciones, como Pretty girls make graves o Will never marry. Suya es esta explícita frase: "No puedo imaginar a mi cuerpo respondiendo a un estímulo sexual".
De interés o no, otros asexuales son:
Salvador Dalí: su madre, según él, le "devoró" el pene cuando era pequeño y, al crecer, el artista escribió: “el sexo no es para mí” (en su libro Vida secreta de Salvador Dalí). No obstante, mantuvo una larga relación con su musa Gala a la que, sin embargo, jamás le puso la mano encima, si bien toleraba que se acostara con otros hombres.
Adolfo Hitler: aunque su vida sexual es un misterio sin resolver, en el libro The hidden Hitler se especula con la tesis de la asexualidad del führer, que, aún así, tuvo relaciones platónicas con varias amantes, como Eva Braun, a la que siempre escondía. Marlene Dietrich describió a Adolf como "un capullo que tenía miedo a las mujeres.